Susana Sulic
 

Retratos míticos
(O el sueño de la imagen)

Existe aparentemente en la obra de Cristina Ruiz Guiñazú la intención de atrapar el instante mismo, el momento en que una criatura alada se decide. Pero cual es el camino ?

…Una imagen impresa sobre papel vuela y se posa sobre la tela.

A veces tiene alas de mariposa y otras de ángel. La superficie blanca también sueña con encontrar un artista. Hacia atrás, una pintura se enfrenta con otra. La imagen parece ser más realista que el mundo objetivo mismo. No sólo vive sino que tambén sueña.

Hay un cuadro dentro del cuadro. Un arquetipo femenino observa el mundo circundante. El personaje reflexiona sentado, acerca de una historia familiar, sobre el destino del planeta o de la maternidad.
Otra mujer narra una historia.
En la fina capa superpuesta entre la tela y el barniz o del aire que la entorna, la imagen se sostiene y finalmente vibra.

Todo ello es parte de la magia de la creación…

Los amigos, escritores, coreógrafos, diseñadores, personalidades del ámbito artístico, se encuentran tarde o temprano representados. Varios espacios vacíos se superponen : el mental, el atelier, el social. Todos los aspectos típicos y a su vez singulares de la vida de un artista aparecen.

Con una propensión marcada hacia los mitos, los personajes asumen características ptolomeicas. Parecen dispuestos así a partir hacia metas extremas, heroicas, propias de los tiempos arcaicos. Es por ello que también a veces las mismas representaciones toman caracter hierático, como si desearan escapar a lo contingente.

Una vez estructurados, los distintos planos evolucionan hacia lo monumental. Y es también en la particularidad del detalle que las representaciones adoptan aspectos de lo viviente.

El retrato toma forma definitiva gracias a la sensualidad extrema y por el tratamiento de la pincelada.

Con una capa de fondo obtiene por transparencia las venas. El tono rojo prefigura las nervaduras de la piel. Un cuerpo sutil amarillento da consistencia a la carne.

Las obras de Cristina Ruiz Guiñazú van mas allá de un hiper- realismo de la imagen.

La proposición es clara para el espectador que se funde en un « mar » de fondo Azul. Amor y odio, lucha y reposo, lágrimas y esperanza, son antinomias que desgarran a su vez a los miembros.

Se trata de un espacio en donde el cuerpo individual se identifica con lo social. Los mitos colectivos : Gardel, el Che, la Virgen, los ángeles, Borges, Lacan y los « otros », toman cuerpo.

Fuera de la consideración de los recursos pictóricos mismos, es en este encuentro entre lo general y lo particular que la obra halla asidero.

En esta caja de pandora lo mágico aparece y el mito se confunde con una realidad « aumentada » que sobrepasa el cuadro. La personalidad profunda de los actores y sujetos es descripta y vista con lupa. Los planos se superponen como el inconsciente a la consciencia. « Je est un autre » parece decir el retrato de Lacan (Elorden simbólico, 2000).

La sexualidad se encuentra contenida. Un justo límite, una balanza sopesada da carácter a estas telas donde es el individuo que predomina con toda su capacidad para cambiar el medio… Proyectar un mundo…

Objeto de deseo. Objeto carnal. Deseo del objeto. Aquí el objeto se identifica con la acción misma : la Pintura… Un personaje femenino central parece escapar de la tela. Corre, grita, levantate y anda !

Susana Sulic
Paris 2005